Los capilares son los vasos sanguíneos de menor tamaño que encontramos en el cuerpo humano y que finalizan el circuito circulatorio. Su observación adecuada por un especialista permite identificar la presencia y desarrollo de diversas enfermedades que los afectan, como enfermedades inflamatorias o autoinmunitarias, destacando entre ellas el lupus, miopatías o esclerodermia, entre otras.

Para realizar esta observación, la capilaroscopía periungueal es la prueba perfecta. Es un examen rápido, sencillo, no invasivo y de bajo costo, y suele utilizarse para el diagnóstico diferencial del fenómeno de Raynaud primario y secundario, así como también para el diagnóstico y seguimiento de esclerosis sistémica y otras enfermedades del tejido conectivo.
Para realizar este examen, Clínica Costanera cuenta con la doctora Sicylle Jeria, especialista en reumatología, quien dispone de un capilaroscopio único en la zona sur-austral del país, ya que cumple con los estándares internacionales.
¿Qué síntomas debe tener el paciente para ser candidato a la realización de una capilaroscopía periungueal?

Fotografía: colaboración de la Dra. Jeria
“Primero se debe tener claro que para realizar este examen, el paciente debe presentar signos que nos hagan sospechar un problema en la circulación. Esta sospecha se puede observar a través del cambio de coloración en zonas acras, que son aquellas partes alejadas del cuerpo que se exponen a temperaturas frías, como la punta de los dedos, las orejas, la punta de la nariz, entre otras. En estas zonas podemos observar el fenómeno de Raynaud, que es un cambio de coloración desde color blanco, pasando o no por color rojo y azul.”
“Este examen estudia los capilares únicamente de los dedos de las manos, específicamente en el lecho ungueal, que es una zona de fácil acceso, por lo que su realización es sencilla, rápida y nos permite observar imágenes características y capaces de orientarnos hacia un diagnóstico.”
¿Se deben tener precauciones para realizar el exámen?
“Sí, pero son relativas a la preparación del paciente y del ambiente de la consulta. Mientras la consulta debe estar templada para evitar que los vasos sanguíneos se retraigan por el frío, el paciente debe asistir a la consulta con sus manos abrigadas. Por otro lado, el paciente no debe haber manipulado ni las uñas ni la cutícula por 7 a 14 días, y estas últimas debe mantenerlas hidratadas. Una vez cumplidos estos requisitos, el médico administra un aceite de inmersión sobre la cutícula -que evita el reflejo de la luz que emite el aparato- y ya puede observar a través del microscopio el tejido vivo.”
¿Bajo qué criterios se hace el diagnóstico?

Fotografía: colaboración de la Dra. Jeria
La capilaroscopia permite al médico que esté realizando la prueba ampliar y ver estos capilares, así como su forma. El especialista puede identificar posibles anomalías, además de medir el diámetro, la longitud, la forma, la densidad, la distribución, el flujo sanguíneo y las microhemorragias de los capilares. Un capilar normal, por ejemplo, tendría forma de U. Si, en cambio, el médico observa numerosos bucles tortuosos o diámetros capilares anormalmente grandes, podrían constituir indicios de diversos problemas.
“Una vez listas estas observaciones, el médico estudia en conjunto todas las características y diagnostica, determinando además si son normales o si existen anomalías en los capilares. En caso de ser necesario, el médico puede solicitar un examen de sangre complementario para precisar el diagnóstico”.
Si presentas un cambio de color en las manos o en las llamadas zonas acras, solicita tu hora en Clínica Costanera con la reumatóloga Sicylle Jeria para evaluar tus síntomas y la necesidad de realizarte este examen.